El médico realiza una pequeña incisión, típicamente en la ingle o la muñeca (los detalles adicionales se discutirán entre usted y su médico), a través de la cual se inserta un catéter en la arteria. Con la ayuda de imágenes de rayos X, el médico guía el catéter hasta las arterias uterinas que suministran sangre a los fibromas. Una vez en posición, se introducen partículas embólicas minúsculas, de tamaño comparable a granos de arena, en las arterias uterinas. Este proceso obstruye el flujo sanguíneo hacia los tumores de fibromas, lo que provoca su contracción. A medida que los fibromas disminuyen de tamaño, los síntomas se alivian gradualmente.